La unión entre meteorología y automoción es mucho más importante de lo que puede parecer a priori. Es muy importante aprender a conducir en condiciones de lluvia, resulta conveniente diferenciar entre cadenas de nieve o neumáticos de invierno, e incluso es recomendable seguir una serie de consejos para mantener tu coche en perfecto estado en primavera… o en verano, claro.
Todo ello nos lleva siempre a la misma cuestión: tanto para conducir como para mantener nuestro vehículo en perfecto estado es imprescindible evitar tanto como sea posible las condiciones meteorológicas extremas. Pero en ocasiones esto no es posible, y normalmente suelen ser el calor y el frío intenso las condiciones más habituales que tienen que sufrir los vehículos.
Con la llegada de los meses más fríos del año los coches sufren, especialmente en los apartados mecánicos y eléctricos. Como en la mayoría de ocasiones es imposible evitar las inclemencias meteorológicas y una gran cantidad de vehículos tienen que dormir en la calle, hoy en QUADIS select te ofrecemos 5 consejos para proteger el coche del frío. ¡Vamos allá!
Lo mejor es, directamente, evitar el frío

Puede parecer muy obvio porque realmente lo es, pero lo mejor para evitar que tu coche sufra las consecuencias del frío extremo es no exponerlo a las bajas temperaturas. Para ello lo más recomendable es hacer que duerma siempre en un parking, aunque es evidente que no siempre es posible.
Si no se dispone de un lugar resguardado del frío es igualmente recomendable tapar el coche con una lona, ya que de este modo evitaremos que se congelen elementos muy sensibles a las bajas temperaturas como los limpiaparabrisas, los mecanismos de las cerraduras o las gomas y plásticos del exterior.
Comprueba el nivel y el estado del líquido refrigerante

¿Cómo? ¿Comprobar el líquido refrigerante en invierno? ¿Pero qué tiene que refrigerar en invierno? Puede que te hayas preguntado esto en más de una ocasión, pero debes tener en cuenta que el líquido refrigerante no solo absorbe el exceso de calor del motor, sino que hace también las funciones de anticongelante.
Es por ello que de su buen estado y de mantener un nivel correcto depende la salud de nuestro propulsor en invierno. Ya no solo porque evite la corrosión, sino porque también permitirá que todos los componentes mecánicos funcionen bien incluso con temperaturas negativas. Es recomendable sustituirlo cada 3 años o 60.000 kilómetros.
Revisa el estado de la batería

La batería es, sin duda, uno de los elementos que más sufren las bajas temperaturas. Si el coche duerme en un parking la vida útil de la batería se alarga notablemente, pero si duerme en la calle es muy habitual que dure menos de lo previsto. ¿Y cuánto es lo previsto? Pues normalmente unos cuatro años.
Como es imposible evitar que tarde o temprano se descargue la batería, lo más recomendable es estar atento a cuándo fue instalada para prever su inminente sustitución. Por otra parte, es interesante no esperar hasta el día en el que directamente el coche no sea capaz de arrancar, sino que conviene sustituirla al mínimo indicio de descarga.
Arranca siempre al ralentí

Es muy temprano, hace mucho frío y tienes que arrancar el coche. Las piezas del motor están heladas y el aceite está en el cárter. Lo más lógico ante esta situación es arrancar el coche y evitar tanto como sea posible acelerar bruscamente o emprender la marcha rápidamente, ya que de lo contrario estaremos forzando demasiado las piezas móviles del motor.
Para evitar esta situación es recomendable mantener el coche al ralentí durante unos minutos, permitiendo así que tanto el aceite como el líquido refrigerante o el de frenos entren en temperatura. Este consejo para proteger a tu coche del frío es especialmente relevante en vehículos con motor turbo, ya que dicho elemento requiere de una lubricación especial y justo después de arrancar aún no está bien protegido.
Cuida la luneta y los limpiaparabrisas

Una vez hemos conseguido arrancar y lo tenemos todo en orden es posible que nos demos cuenta de que la luneta está helada. Pues bien, lo que nunca debemos hacer en ese momento es activar los limpiaparabrisas, ya que también estarán congelados y activándolos lo único que haremos es destrozar la goma.
En esa situación hay otras opciones: una de ellas es rascar el hielo del parabrisas, aunque también podemos usar algún producto para eliminar el hielo o simplemente activar la calefacción y esperar a que el calor del habitáculo derrita el hielo. Sea como sea, para evitar esta situación lo más recomendable es tapar el cristal delantero y, en medida de lo posible, separar los limpiaparabrisas de la luneta para evitar que la goma se pegue al vidrio con el frío.
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